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domingo, 29 de julio de 2012

En la mente de Pere Joan




 "Fíjate, mis personajes no acometen nunca grandes acciones", me dice el dibujante Pere Joan a los pocos minutos de metraje de un audiovisual sobre su trabajo. Tràilers inèdits se estrenó la noche del pasado viernes en Banyalbufar. En la Clastra de Sa Baronia ­–un espacio espectral y bello al tiempo, patio trágico y esplendoroso de aristocracia rural a lo Bearn–, la asociación cultural Zona Fóvea ha organizado una exposición efímera (dura una noche) que reúne las claves del trabajo de este dibujante que forma parte del Grupo 7 del cómic insular, robusto en Europa y más que consolidado en la península. Es más, el próximo Premio Nacional de Cómic debería estar entre su Nocilla Experience y las Historias del barrio de Tomeu Seguí y Gabi Beltrán. No hay otra.

El acto de Banyalbufar da juego: primero se contemplan los dibujos y luego se va en busca de abrevadero a un simpático puesto de mojitos. En una mesa, Pere Joan firma sus cómics. Cerca, arriman el hombro los artistas Antoni y Enric Socías (autor de las animaciones del vídeo). La proyección en sí, casi un videoclip lento (la lentitud es virtud), exhibe cientos de dibujos del mallorquín agrupados por temáticas: narizotas, seres coronados, portadas imaginarias de libros, neumáticos como platillos volantes o grandes cabezas como monumentos visitables... En todos ellos, emergen las obsesiones y las virtudes del artista. Algunas de ellas:

1. Dibujar la posibilidad de lo imposible. O al revés. Punto de partida que lo impregna todo. La noche del viernes se hizo patente esta premisa en la serie de 70 dibujos sobre sofás realizados a lápiz en 2011. Objetos delirantes, pero que podrían existir, concebidos por un inventor disparatado: un edificio de pisos con una azotea en forma de butaca o un sofá cuyas patas son a su vez butacas diminutas. En puridad, alucinaciones a lo Cronenberg. Un Miguel Noguera metafísico. En este apartado, no se pueden olvidar los dibujos sobre grandes monumentos en forma de cabeza humana realizados en materiales degradables. Una idea que surgió durante la travesía que realizó el creador por el río Paraná hace dos años. Un concepto que se le ocurrió por pura necesidad: "Durante el viaje podían pasar días en los que no veíamos absolutamente a nadie", asegura. Un infierno, ¿no?

2. Otro motivo recurrente en su cómic es la carne y el canibalismo. Pere Joan es así. En medio de una cena puede hacerte esta pregunta: "¿Si te muerdes las uñas es antropofagia?" Muchas de sus ilustraciones destacan por su temática orgánica y por constituir una toma de conciencia del propio cuerpo. En el pase audiovisual, pudieron contemplarse dibujos de una historia inédita que jamás vio la luz. Un personaje que se sentía sin piel. "¿Sientes mi sangre?", le pregunta a su chica mientras la abraza. Otra historia dibujada: Érase una vez un hombre devorado por su propio corazón. Lo de la carne es muy J. G. Ballard

3. Los suicidas. Historias de personas que han sacrificado su vida por un gran ideal. En Azul y ceniza aparecen Sylvia Plath o el exkamikaze Kiichi Matsura. En este punto, Pere Joan nos da un involuntario toque de atención: el sueño del intelecto, la ilusión por las explicaciones totales no es posible. Chicos, dadle todos al mojito.

4. La fragmentación, las ideas aparentemente inconexas. El dibujante ve el mundo en piezas sueltas que conforman un gran puzzle. Así, estaba condenado a entenderse con Agustín Fernández Mallo y sus nocillas

5. Los personajes contemplativos. Y volvemos a la inacción. Pere Joan ilustra seres con ojos y posturas que hacen declaraciones metafísicas: seres sentados, apoltronados en el sofá que reflexionan sobre sus ideales, preocupaciones o frustaciones. Pero igual esto que digo no es así, y el dibujante me contestaría a la contra, en plan "si sólo son seres humanos que están aburridos y con la mente en blanco, punto". A él le gusta hacer gala de su afilada ironía. A mí no, yo siempre hablo en serio. Pese a lo que diga, sus cómics son pensamentales. Gracias a Pere Joan vivimos por encima de nuestras realidades. Y eso sólo se puede hacer con la mente. Que itinere esta exposición, por favor.

*Publicado en "Diario de Mallorca" el 29 de julio de 2012

Sr. Ferrer, la segunda vida de una imprenta


No soy una experta en reciclaje, pero sí había visto reutilizar abrelatas, cadenas de bicicleta, discos de radial, muebles deformados o cacharros de cocina para construir cualquier otro objeto nuevo independientemente de su función. En concreto, fue el colectivo Basurama quien dejó constancia de ello hace dos años en un taller organizado por Es Baluard. Lo que no había visto reciclar todavía es el material de una imprenta antigua: el stock de papel, postales, carteles, revistas, los tipos móviles de hierro o plomo, tarjetas de visita, fotografías... El archivo de casi un siglo de historia. Éste es precisamente el caso de Sr. Ferrer, el proyecto artístico de material de papelería impulsado por el editor Miquel Ferrer (Edicions Cort) y la gestora cultural Tina Codina (Tres Serveis Culturals), dos promotores culturales de Ciutat que deberíamos tener bien situados.

Dicho proyecto, que aúna también un laboratorio de trabajo en el que diferentes artistas pueden cruzar sus ideas para que eclosione una colección propia de libretas u otros objetos a partir de materiales antiguos de imprenta, cumple desde mi punto de vista con un punto básico de la teoría del reciclaje que no se cumple en otros muchos proyectos similares pero de escaso poso en los que prevalece el diseño oportunista y el marketing tontorrón de lo vintage por encima de la ideología. Me refiero a que en Sr. Ferrer hay una honesta y verdadera señal de vida rescatada de la muerte, y hasta una promesa de perduración. Están en juego los propios antepasados del impulsor de Sr. Ferrer. Aquí hay sangre por medio. Lo que aquí han hecho Miquel y Tina es trabajar sobre un archivo en papel de cuatro generaciones de editores (la familia Ferrer), un archivo sobre la historia de Mallorca que ahora tiene una segunda oportunidad y que no tiene competidores en internet pero que al tiempo se sirve de las redes sociales para implicar a los futuros consumidores en el proceso de creación de sus productos. ¿Cómo? Pues solicitándoles directamente ideas y propuestas. Sr. Ferrer es participativo y busca trabajar sobre temas, como la identidad isleña, que nos atañen a todos. Su primera colección de libretas, todas únicas y montadas a mano, surgió de postales antiguas de temática balear. La vuelta de tuerca a esta serie llegó con la nueva colección, recién presentada en Artdemossa (en una colectiva en la Fundació Coll Bardolet), que reflexiona sobre la identidad mallorquina y el souvenir: un manojo de cuadernos realizados por la primera pareja invitada residente en el laboratorio (Jordi Cerdà y Roser Cerdà) a partir del archivo fotográfico materno de Miquel, consistente en imágenes que derrocan la idea más tópica y superficial del turista.

Me quedo con Miquel un rato más en su laboratorio. Quiero saber hasta dónde puede llegar su archivo y su capacidad de transformar esa cordillera de papeles en libretas que se convertirán a su vez en archivos nuevos para las generaciones futuras. Me muestra los boletines antiguos de la Fundació Cultural El Tresor dels Avis que su bisabuelo imprimía, un señor hiperactivo que además de músico, maestro y editor, recorría los pueblos de la isla recopilando dichos y demás muestras de folclore en peligro de extinción. De los cajones rebosan tipos móviles de temática turística, de Semana Santa, Navidad, deportes... En las estanterías hay ejemplares de la revista Cort y otros de la publicación Show, ámbito de evasión, revista mallorquina semanal de música y espectáculos (sus portadas son un claro precedente de Interviú) que capitaneó su propia familia. Y en ella llegan los descubrimientos en forma de publicidad: tres tablaos flamencos en Palma (Los flamencos, Los Rombos y Torre del Oro), o locales como Barrabás, Jack el negro o el Mónaco. Historia revivida de la isla catapultándose hacia el futuro en las libretas del Sr. Ferrer. La memoria de lo que fuimos. Y de lo que seremos.





*Publicado en "Diario de Mallorca" el 22 de julio de 2012

'Don Juan Tenorio' no, por favor


El último montaje que vi de Don Juan Tenorio en Palma fue a los 15 años. Era una de esas adaptaciones a las que vamos obligados en tropel cientos de estudiantes para comprobar con crudeza que el texto original de Zorrilla no aguantaba ni dos segundos sobre las tablas de 1993 –pero sí sobre el papel– sin una importante vuelta de tuerca. En serio, se nos saltaban los empastes de la risa. Creo que fue el primer momento de mi vida en que me percaté de que en muchas ocasiones, y en manos de según quién, es mejor que un clásico no salga de las páginas de un libro. Digo esto porque programar para otoño un Tenorio que reciclará escenografía y vestuario de 1990, como ha hecho el Teatre Principal de Mallorca, tiene riesgos. Y creo que por parte de la sala es una declaración de intenciones: ¿Qué significa este gesto tan sintomático por parte de los nuevos gestores con Margalida Moner al frente? Para mí supone la recuperación de lo que fue el teatro hace 25 años. Un arcaísmo a día de hoy porque, desde entonces, los expertos que manejan los hilos en el Principal deberían saber que ha llovido mucho en la isla y que, después de la Temporada de Ópera, apetece algo más contemporáneo, ¿no?

Por otra parte, ¿por qué se vuelve a la técnica de la contraprogramación? El Auditòrium tiene en cartel periódicamente el título de Zorrilla, y hace ocho meses pudo verse en el Xesc Forteza el montaje de Don Juan del Teatro Clásico de Sevilla. ¿Necesitaba Palma otro Tenorio? No. La decisión es mala se mire por donde se mire. ¿De verdad que la gran cartelera de otoño del teatro público más importante de la isla la conformarán el Festival MúsicaMallorca, los conciertos de Sa Simfònica y un Don Juan Tenorio con la ropa de Maruja Alfaro de los años noventa como cabeza de cartel? 

Uno de los puntos que llama la atención sobre esta primera producción de la sala es el nombre del director del montaje, Juan Polanco, un asturiano sin arraigo en la isla. ¿Acaso no hay importantes dramaturgos mallorquines conocidos por sus estupendas versiones de clásicos? ¿Nombres propios con las puertas abiertas en El Liceu y en el Teatre Nacional de Catalunya? Sí, me refiero a Rafel Duran. Aunque también hay muchos otros mallorquines con buena escritura para adaptar clásicos. ¿Por qué no se cuenta con ellos? ¿Pesa la ideología por encima del talento a la hora de seleccionar quién puede y quién no puede poner un pie en el Principal? El argumento de incluir a los profesionales mallorquines en las producciones toma fuerza habida cuenta de que fue la propia Moner quien anuló todas las subvenciones a la producción local, y de que una de las funciones principales del teatro es impulsar nuestras artes escénicas. Si esto no se lleva a cabo inyectando dinero directamente, poniendo a Polanco al frente de esta obra el incumplimiento de potenciar la industria autóctona es doble.

Dos. Resultará ahora que ahorrar es usar vestuario apolillado de hace 20 años. Si el Principal quería economizar con esta primera producción, ¿por qué no ha buscado la fórmula de la coproducción con alguna empresa teatral privada de la isla? ¿No sería ése el mejor modo de escatimar en gastos? ¿No lo prometieron cuando presentaron su plan de actuaciones y de reestructuración? 

Suceden más cosas en el teatro que no se han contado. Si se puso el grito en el cielo porque el conseller de Turismo Carlos Delgado enchufó a su novia en la conselleria del ramo, ¿por qué nadie ha dicho nada al repasar los repartos de las óperas que ha llevado a cabo el actual equipo al frente de la sala, asesores incluidos? Constan ahí muchos familiares directos y otros no tan directos de quienes mandan. Según los presupuestos, han cobrado buenas cantidades con cargo al erario público. Al Principal le está faltando cosmética pese a los castings que ha convocado.

Finalmente, ¿qué teatro nos queda en Mallorca? Que yo sepa, poco. Mientras nuevos guionistas preparan más microteatro, Jaume Miró escribe cosas muy dignas como su In the backyard; Pep Ramon Cerdà y Toni Gomila (Acorar) ensayan su Víctor i el monstre en Sa Societat; Radiografies de La Impaciència se representa ahora en Barcelona y el próximo noviembre también lo hará La rara anatomia dels centaures de Iguana Teatresólo la compañía Deu Cèntims viaja al gran escaparate teatral a nivel nacional que es Tàrrega. Al tiempo, la conselleria de cultura del Govern, responsable de la presencia balear en las ferias de teatro, mantiene a un trabajador al frente de artes escénicas para hacer qué. La agenda. La cartelera. Qué bonito.

*Publicado en "Diario de Mallorca" el 15 de julio de 2012

La cuenta atrás de CineCiutat


Las libélulas, las camisas de manga corta y la apertura de un cine al aire libre han cifrado durante décadas el inicio del verano en muchos pueblos pequeños de la geografía española. En Palma, la cosa es bien distinta, pero no menos auténtica. El estío palmesano más popular –el de callejuela de Calatrava o Gerreria- viene marcado por las fiestas de Canamunt y el sarao del Flexas, verbeneo con un toque kitsch que fascina a abuelos, modernos, juventud Loewe y estetas almodovarianos que piensan que los ochenta fueron lo más. El aspecto más encantador de esta fiesta es que no hay que ir de blanco y que todo el mundo anda mezclado. Tiene mucho de fiesta obrera que fascina a los niños bien. La pátina maja y castiza de esta estupenda historia inventada por Pepa Charro se respiraba con más fuerza cuando el epicentro del chunda-chunda era la plaza de Sa Quartera, lugar en el que ahora crecen las terrazas exponencialmente y de manera proporcional al número de agentes de policía. El Ayuntamiento quiere un madero por cada mesa que ocupe la vía pública de Sa Gerreria. Un sinsentido que confiere al barrio el aspecto de un estado de sitio con toque de queda. Peripatético. ¿Todos al beach club? Y un cuerno. La fiesta del Flexas se celebra desde hace tres años en el Parc de la Mar, lejos de su ubicación natural –gracias Grosske-. Pese a ello resiste bien. Del sarao de este año –la cita es el viernes 13 a partir de las 20.30 horas-, creo que podrán destacarse dos aspectos: el primero, que es el único acto cultural que tendrá lugar durante el verano en el Parc de la Mar (cinema a la fresca aparte), arrinconado por Cort en su programación de conciertos. Y dos: habrá invitados chulos recién aterrizados de otra fiesta: la de apertura de CineCiutat, antiguos Renoir de Palma.


Avanzo algunos detalles de la doble inauguración de las pantallas de S´Escorxador, gestionadas por la plataforma ciudadana Xarxa Cinema. En primer lugar, se celebrará un acto oficial breve (con ánimo de no boicotear el sarao del Flexas), con photocall y copa de cava, el día 13 a las 20 horas. Adelanto una lista de los invitados y las circunstancias de cada uno de ellos. Para empezar, Rossy de Palma ya ha confirmado su asistencia. Agustí Villaronga está pendiente de adelantar al próximo viernes un vuelo a Mallorca que tiene previsto para la tercera semana de julio, pues el día 20 presentará Carta a Eva en el Festival de Pollença. Daniel Monzón acudirá "casi seguro", al igual que Fernando Trueba, que aseguró su presencia en la fiesta cuando pagó su cuota de socio de los cines. No faltarán Rafa Cortés y Marcos Cabotá, entre otros. La fiesta con actuaciones musicales se celebrará el sábado 14 de 20.30 a 23.30 horas. Los proyectores se pondrán en funcionamiento el mismo viernes 13 a las 18 horas. La programación se está cerrando en estos momentos. En la sala 4, gratuita para los socios, se exhibirán tres películas clásicas con efeméride detrás.

Recién estrenada la última entrega de Spiderman en nuestras pantallas, hay que decir que tuvimos al malo de la película, Lagarto, encarnado por el galés Rhys Ifans, en Deià, la semana pasada. El año pasado, estuvo en el mismo pueblo Tom Hanks. Y aquí todos tan tranquilos. Verano en Mallorca no son las libélulas o las camisas de manga corta o la apertura de un cine al aire libre; verano en Mallorca es "cuando ves pasar a una reina y ya no sabes si girarte", Matías Vallés dixit.

*Publicado en "Diario de Mallorca" el 8 de julio de 2012

Velasco una vez más










"Me mirabas / con ojos de agua oscura, / como si tú también / te supieras de muerte". Quien nos mira directo a los ojos es Miguel Ángel Velasco, una vez más. Él ya ha pasado por eso que llamamos muerte. El 1 de octubre de 2010 no pudo sobrevivir a lo vivido. Y por poco se nos olvida que alguna vez fue mallorquín. Velasco es un apellido que a los palmesanos siempre debió sonarnos de la misma manera que nos suenan Llop, Jordá, Bonet, Riera o Mesquida, pero de él recordamos como mucho su melena de león y su divina extravagancia circulando en noches de canícula por el Blues Ville u otras covachas jaraneras de una de las ciudades españolas peor valoradas por sus habitantes. Y es que aquí a veces sólo se puede vivir desde la ausencia: que se lo digan a Miguel Ángel, encerrado durante sus últimos meses de vida en su "despachito" de Son Sardina.



Pero, ¿quién era Miguel Ángel Velasco? "Por el tupido océano voy del oro, / va mi sueño ingeniero. / Soy la colmena. Soy el pavimento. / Soy el muerto de jade". Velasco era la clave de bóveda de todos los poetas de su generación, la cúspide de una poética que practicaron sus contemporáneos Carlos Marzal o Vicente Valero. Dos nombres que absorbieron mayor radiación y atención mediática que el mallorquín, recién editado por Tusquets en una colección dirigida por el gran poeta y ensayista Antoni Marí. Una noticia de la que sí vale la pena hacerse eco. Su amiga Isabel Escudero explica en el prólogo del volumen póstumo –titulado La muerte una vez más, presentado esta semana por el Último Jueves en la librería Jaume de Montsó- que el poeta le entregó "por si acaso", pocos meses antes de morir, tres poemarios inéditos y un cuarto cuaderno de apuntes, fresco, espontáneo, titulado Circulaciones. Para mí, esta última parte es lo más interesante del tomo porque descubre a un Miguel Ángel inédito, con una voz mucho más social y crítica con la realidad circundante, un hecho que podría explicarse por su asistencia todos los miércoles de 2009 y parte de 2010 (sus últimos años en Madrid) a la tertulia política del Ateneo madrileño coordinada por Agustín García Calvo, uno de sus maestros que tan bien le puso en el camino de la métrica clásica. Me gusta cómo ejemplifica Velasco el descalabro financiero en Mercante: "En un carguero de tamaño medio, / nos informa un doctor / de la ciencia económica, cabría/ todo el monto del oro / arrancado a las simas de la tierra. / Y es que no es tanto el oro, y un carguero / da mucho juego". No es que vea a Celaya, a Blas de Otero o al cantautor Carlos Cano en la médula de Miguel Ángel, pero algo de ellos hay en su nueva vena de desobediencia civil: "Se te compran el dinero que te cuesta ganarlo, esclavo, y no te quejas", escribe. Los recortes en educación son una realidad en el poema Grecia 2010, escrito durante la primavera de ese año "en hermandad con los jóvenes atenienses en airada revuelta contra el Régimen del dinero": "Nos llenaron la boca / con la palabra Grecia, /mientras iban / desnutriendo la vena / de nuestra educación, mientras faltaba /cada día un recurso / distinto del pupitre, / una vieja herramienta/ de luz, una raíz del tronco antiguo", advierte.

Dicen que la mejor literatura tiene un efecto físico, el otro efecto se lo presuponemos. Circulaciones tiene ese punch. Provoca una inundación de vehemencia matizada por una fuerte conciencia de la muerte y ese tono metafísico connatural a Velasco, un tipo que jamás escribió para caerle bien a nadie. Un poeta que elegía cada palabra como si fuese la última. Una melena sin apellido, un mito, que paseaba de vez en cuando por las calles de Palma.

*Publicado en "Diario de Mallorca" el 1 de julio de 2012